lunes, junio 11, 2007

.: Late…late…nola!...Pelo :.

¿Cuántas veces me regañó mi madre por no cuidar mis cosas? Por ejemplo: mis útiles. Todo cambió cuando llego a mi vida mi primera colección de figuritas y con ellas, el álbum. Mi vida dio un giro comercial al asunto de asistir al colegio. Se podría decir que todo se resume a compra o trueque, pero detrás de esto se ocultaba un mundo de estrategias. Si? Si señor! Por comenzar y para pasar a lo difícil, el álbum, no siempre caía en nuestras manos en un principio. Por lo general lo conseguíamos gracias a la figura infaltable del mundo de las colecciones de figuritas: ¨Los Abuelos¨
El álbum, así, se transformaba en nuestra primer meta. En su parte trasera traía un contador que nos ayudaba a llevar la contaduría de nuestro Haber; algunas veces llamado ¨Computador¨ (sobre todo en los álbumes masculinos).
No podría continuar sin detenerme en la bifurcación del Haber y aquí, nuestro segundo aprendizaje. La repetición daba inicio a nuestro stock o bien llamado ¨Pilón¨. El Pilón de figuritas pasaba a ser todo en este negocio. Fácil: a mayor Pilón, mas probabilidades de trueque. Y algo más importante. A mayor Pilón, mayor poder. ¿Qué fuerte no?. Y hay más, algo mucho más aterrador. Recuerdo con claridad que el Pilón más grande pertenecía al chico Gordo del colegio. Ahora que lo pienso en voz alta, no todo lo del pasado se pierde.
Aquí en la etapa del Pilón se comenzaba con la especulación. ¨Late¨ significaba: La Tengo. ¨Nola¨ no la tengo que explicar… o si? Y ¨Pelo¨ no tengo idea, pero cuando canjeabas figuritas decías eso, como cerrando el pacto.
Recuerdo haber visto cambiar Pilones por una sola figurita.
Recuerdo haber visto al matón del colegio aclarando que ¨Pelo¨ funcionaba solo si él no se arrepentía. Recuerdo que lo explicaba a golpes.
Recuerdo haberme jugado figuritas contra la pared, dependiendo de que cara cayeran.
Recuerdo a las mujeres regalando sus figuritas repetidas.
Recuerdo que nadie tocaba el Pilón del otro y durante el trueque era uno el que pasaba las figuritas.
Recuerdo que todos sabíamos donde guardaba el Pilón cada uno de nuestros compañeros.
Recuerdo que durante el trueque los de alrededor no podían interferir. Y si acaso veías la que te faltaba tenias que esperar y rogar que no te saque el que estaba negociando.
Recuerdo la ceremonia de abrir los paquetes. La desesperación, la decepción y lo maravilloso de encontrar la que te faltaba.
Espero no olvidarme de nada, en realidad… ojalá que se me hayan pasado mil detalles… pero ojalá que un día los recuerde.
Pelo.

Dedico este post a mi abuelo Pepe. Sin él no hubiese llenado muchos de mis Haberes.











































































Una Joyita para el final